Con la llegada del general de brigada Francisco Rhommel López al Comando Cibao Central de la Policía Nacional (CCCPN) a Santiago, y el encuentro sostenido por el presidente de la republica, Leonel Fernández con los sectores representativos de ésta exigente y a la vez complicada plaza, sin duda que la criminalidad ha bajado.
Han disminuidos los titulares de “sangrientos fines de semanas”, y las crónicas diarias de muertos por asaltos y “ajustes de cuentas”.
Han disminuidos, he dicho, no que han desaparecidos. Y esa disminución se siente en la percepción que tiene la población en las últimas semanas, sobre el inquietante fenómeno.
Sin dudas que los robos y asaltos en Santiago siguen en niveles altos, uno que se produzca diarios siempre será altos porque lo ideal debe ser que no ocurran, pero la cantidad de reportes de esos hechos delictivos se han reducidos considerablemente.
La labor preventiva llevada a cabo por la CCCPN en diferentes puntos de la ciudad y el patrullaje motorizado en vehículos ligeros, está dando sus resultados positivos a favor de una población que clama protección.
El general Rhommel López parece ser un joven de perfil bajo, de poca cámara, pero de buen enfoque con lo que, como comandante, debe hacer y de sintonía con lo que quiere la ciudad de Santiago de él.
Rhommel López no se ha distraído en el puesto y se ha concentrado en honrar la confianza dada por su jefe Mayor General Amado Polanco Gómez y por su Comandante en Jefe, Presidente Leonel Fernández Reyna, y lo que es más importante aún, honrar la confianza depositada en él por el soberano pueblo de Santiago, para que le devuelva parte de la tranquilidad perdida.
Ojalá que el joven comandante del CCCPN no se deje seducir por los sectores que gustan envolver a los comandantes en vinos y banquetes.
Ojalá que el stress que provoca la tanta confianza y esperanza depositada en él, lo mantengan sumido en sus reuniones con los representantes barriales y en la búsqueda de alternativa para la reducción de los males.
Ojala que la distracción nunca llegue a su despacho, para bien de la ciudad de Santiago, del país y de él como persona y oficial policial.
Santiago, su Jefe y su Comandante en Jefe confían en el general Francisco Rhommel López, y él está en la obligación de cumplirle, y para ello debe trabajar y trabajar y en su tiempo libre seguir trabajando.
Que no se distraiga ni un segundo!
Han disminuidos los titulares de “sangrientos fines de semanas”, y las crónicas diarias de muertos por asaltos y “ajustes de cuentas”.
Han disminuidos, he dicho, no que han desaparecidos. Y esa disminución se siente en la percepción que tiene la población en las últimas semanas, sobre el inquietante fenómeno.
Sin dudas que los robos y asaltos en Santiago siguen en niveles altos, uno que se produzca diarios siempre será altos porque lo ideal debe ser que no ocurran, pero la cantidad de reportes de esos hechos delictivos se han reducidos considerablemente.
La labor preventiva llevada a cabo por la CCCPN en diferentes puntos de la ciudad y el patrullaje motorizado en vehículos ligeros, está dando sus resultados positivos a favor de una población que clama protección.
El general Rhommel López parece ser un joven de perfil bajo, de poca cámara, pero de buen enfoque con lo que, como comandante, debe hacer y de sintonía con lo que quiere la ciudad de Santiago de él.
Rhommel López no se ha distraído en el puesto y se ha concentrado en honrar la confianza dada por su jefe Mayor General Amado Polanco Gómez y por su Comandante en Jefe, Presidente Leonel Fernández Reyna, y lo que es más importante aún, honrar la confianza depositada en él por el soberano pueblo de Santiago, para que le devuelva parte de la tranquilidad perdida.
Ojalá que el joven comandante del CCCPN no se deje seducir por los sectores que gustan envolver a los comandantes en vinos y banquetes.
Ojalá que el stress que provoca la tanta confianza y esperanza depositada en él, lo mantengan sumido en sus reuniones con los representantes barriales y en la búsqueda de alternativa para la reducción de los males.
Ojala que la distracción nunca llegue a su despacho, para bien de la ciudad de Santiago, del país y de él como persona y oficial policial.
Santiago, su Jefe y su Comandante en Jefe confían en el general Francisco Rhommel López, y él está en la obligación de cumplirle, y para ello debe trabajar y trabajar y en su tiempo libre seguir trabajando.
Que no se distraiga ni un segundo!