Santiago puede fue el slogan de campaña del actual senador por la provincias de Santiago Julio César Valentín, y hoy se lo tomo prestado con el permiso de él y quienes los diseñaron, para referirme al populoso sector de Cienfuegos que es parte del Santiago de Valentín.
A Cienfuegos he ido desde sus inicios. Desde cuando se enterraban los carros en el lodo. Cuando Antonio Guzmán creó el “Transporte Colectivo” y la ruta de la circunvalación debía entrar. Cuando para salir en tiempos de lluvias era con los pies enfundados. Hablo de unos 30 años atrás, y de ese tiempo a esta parte ha llovido mucho, y Cienfuegos ha avanzado mucho más de lo que ha llovido.
El abandono a que fue sometido esa parte del municipio de Santiago, lo condujo a un crecimiento sin planificación ni control y la parte Oeste se convirtió en el refugio de los desamparados de la suerte.
Hoy, esos abandonados de la suerte “han sacado de abajo” y se han convertido en hombres y mujeres emprendedores, capaces de salir a flote pese al olvido de los gobiernos municipales que los utilizan solo para buscar el voto, pero que nunca han tenido el interés de invertir un céntimo en esos barrios.
Lo que Cienfuegos muestra lo ha logrado por el esfuerzo de su gente y la inversión de los gobiernos centrales, pero de los municipales... Nada.
Hoy Cienfuegos está en una lucha para convertirse en municipio. Quiere estar independiente pero presupuestado, para no mitigar más lo que por ley le corresponde. Cienfuegos quiere que la parte del presupuesto municipal que le corresponde le llegue a ellos para ellos invertirlos en sus prioridades y no que otros los utilicen para hacer uso antojadizo de él.
El proyecto por la municipalidad de Cienfuegos que enarbolan la diputada Altagracia González y el ex regidor Hipólito Martínez junto a otros dirigentes comunitarios y profesionales de la parte Oeste de Santiago, tiene argumentos suficientes y de sobra para lograr su cometido.
La oposición encontrada al proyecto no es más que necedades y romanticismos de sectores que solo ven el progreso en función de los beneficios que ellos pueden sacar a corto plazo. Una oposición de sectores que sólo quieren que le inviertan en las mismas plazas, zonas y lugares donde tienen sus inversiones para que estas sigan aumentando su valor sin importar la parte humana de los demás y mucho menos su progreso.
Esos sectores oponentes no han tenido la capacidad de ver que Cienfuegos tiene una población de 235 mil habitantes y 2,932 comercios, que para ellos, que tienen todo el dinero del mundo más veinte pesos, representa una zona ideal para la inversión, expansión de sus negocios y aumento de sus riquezas.
No es posible que una comunidad que cuenta con 205 instituciones religiosas, 109 juntas de vecinos, 66 barrios, 9 urbanizaciones, 6 complejos multifamiliares, 8 organizaciones empresariales y 21 ONGs, se le impida trazar su política desarrollista apegada a una política constitucional de igualdad y repartición presupuestaria.
15 provincias del país tienen menor cantidad de habitantes que Cienfuegos y Cienfuegos no aspira a provincia sino a municipio.
Siempre me he opuesto al picadillo territorial con la creación de provincias, pero no de los municipios, porque es la única garantía de inversión equitativa.
Todos los meses el ayuntamiento de Santiago recibe una cuota presupuestaria para invertirla en el municipio. Pero su inversión se limita al casco urbano y los barrios que lo rodean, dejando en la total marginalidad a los que quedan un poco apartado y que en términos publicitario no mostraría esa inversión.
Con la conversión de Cienfuegos en municipio Santiago seguirá siendo grande, con la diferencia de que será más prospero y sus gentes tendrán una vida más digna.
Sin dudas que con la creación del Municipio Santiago Oeste, “Cienfuegos Puede Más”
A Cienfuegos he ido desde sus inicios. Desde cuando se enterraban los carros en el lodo. Cuando Antonio Guzmán creó el “Transporte Colectivo” y la ruta de la circunvalación debía entrar. Cuando para salir en tiempos de lluvias era con los pies enfundados. Hablo de unos 30 años atrás, y de ese tiempo a esta parte ha llovido mucho, y Cienfuegos ha avanzado mucho más de lo que ha llovido.
El abandono a que fue sometido esa parte del municipio de Santiago, lo condujo a un crecimiento sin planificación ni control y la parte Oeste se convirtió en el refugio de los desamparados de la suerte.
Hoy, esos abandonados de la suerte “han sacado de abajo” y se han convertido en hombres y mujeres emprendedores, capaces de salir a flote pese al olvido de los gobiernos municipales que los utilizan solo para buscar el voto, pero que nunca han tenido el interés de invertir un céntimo en esos barrios.
Lo que Cienfuegos muestra lo ha logrado por el esfuerzo de su gente y la inversión de los gobiernos centrales, pero de los municipales... Nada.
Hoy Cienfuegos está en una lucha para convertirse en municipio. Quiere estar independiente pero presupuestado, para no mitigar más lo que por ley le corresponde. Cienfuegos quiere que la parte del presupuesto municipal que le corresponde le llegue a ellos para ellos invertirlos en sus prioridades y no que otros los utilicen para hacer uso antojadizo de él.
El proyecto por la municipalidad de Cienfuegos que enarbolan la diputada Altagracia González y el ex regidor Hipólito Martínez junto a otros dirigentes comunitarios y profesionales de la parte Oeste de Santiago, tiene argumentos suficientes y de sobra para lograr su cometido.
La oposición encontrada al proyecto no es más que necedades y romanticismos de sectores que solo ven el progreso en función de los beneficios que ellos pueden sacar a corto plazo. Una oposición de sectores que sólo quieren que le inviertan en las mismas plazas, zonas y lugares donde tienen sus inversiones para que estas sigan aumentando su valor sin importar la parte humana de los demás y mucho menos su progreso.
Esos sectores oponentes no han tenido la capacidad de ver que Cienfuegos tiene una población de 235 mil habitantes y 2,932 comercios, que para ellos, que tienen todo el dinero del mundo más veinte pesos, representa una zona ideal para la inversión, expansión de sus negocios y aumento de sus riquezas.
No es posible que una comunidad que cuenta con 205 instituciones religiosas, 109 juntas de vecinos, 66 barrios, 9 urbanizaciones, 6 complejos multifamiliares, 8 organizaciones empresariales y 21 ONGs, se le impida trazar su política desarrollista apegada a una política constitucional de igualdad y repartición presupuestaria.
15 provincias del país tienen menor cantidad de habitantes que Cienfuegos y Cienfuegos no aspira a provincia sino a municipio.
Siempre me he opuesto al picadillo territorial con la creación de provincias, pero no de los municipios, porque es la única garantía de inversión equitativa.
Todos los meses el ayuntamiento de Santiago recibe una cuota presupuestaria para invertirla en el municipio. Pero su inversión se limita al casco urbano y los barrios que lo rodean, dejando en la total marginalidad a los que quedan un poco apartado y que en términos publicitario no mostraría esa inversión.
Con la conversión de Cienfuegos en municipio Santiago seguirá siendo grande, con la diferencia de que será más prospero y sus gentes tendrán una vida más digna.
Sin dudas que con la creación del Municipio Santiago Oeste, “Cienfuegos Puede Más”