Cinco, seis, siete y hasta ocho horas es el tiempo que algunos puertorriqueños esperan para poder abastecerse de gasolina estos días después de que el huracán María destrozara las muchas estaciones de combustible en toda la isla y bloqueara varias calles lo que dificulta el paso de los camiones cisterna.
Debido a que muchas de las gasolineras de varios municipios lejanos a San Juan quedaron destruidas por los intensos vientos con los que arrasó María, los habitantes de estas ciudades se han movilizado a las de la capital para buscar gasolina para autos y generadores de electricidad que usan por la caída del sistema eléctrico.
Centenares de autos han pernoctado bajo las tenebrosas noches esperando hasta las 06.00 hora local (10.00 GMT), cuando la gerencia de estas pocas estaciones de gasolina inician el suministro.
A ello se une el temor entre la población a que pudiera quedar poca en toda la isla, lo que ha hecho que se acercaran a las gasolineras que si vendían.
Las interminables colas han ofrecido la oportunidad para hacerse nuevo amigos, dormir en el coche o, incluso discutir.
Tras todas las horas de espera, eso si, los ciudadanos solo pueden cargar la cantidad equivalente a 20 dólares por cliente para poder hacer una distribución equitativa.
“Realmente es un caos pero entiendo yo que hay gasolina suficiente para todo el mundo y que hay que tener un poquito de paciencia”, afirmó hoy a Efe Arnaldo Quintana, uno de los tantos clientes esperando una fila de, al menos, 150 vehículos en la gasolinera Puma de Buchanan en Guaynabo, municipio cercano a San Juan.
“Entiendo que la gasolina no se va a acabar. A nivel de provisiones, eso continúa. Lo que sí, las bombas se han visto afectadas por los daños de los vientos. No hay que preocuparse ni alarmarse por la situación”, enfatizó este trabajador de la farmacéutica Baxter, cercana a la gasolinera.
Quintana, residente de Trujllo Alto -otro municipio cercano a San Juan-, dijo que acudió a la estación Puma porque el auto de su esposa, farmacéutica, necesita gasolina para irse a trabajar al Centro Médico, principal centro hospitalario de Puerto Rico, ubicado en la capital.
El paso de María no solo destrozó muchas estaciones de gasolina, sino también dejó nulo el servicio de electricidad, agua y las telecomunicaciones.
Tal y como ha advertido el gobernador de la isla, Ricardo Rosselló, y el secretario del Departamento de Asuntos al Consumidor (DACO), Michael Pierluisi, hay gasolina suficiente en la isla, el problema principal es la distribución ya que muchos de los caminos y calles están llenos de escombros y árboles y ello dificulta el paso de los camiones.
La situación de desesperación de los puertorriqueños por no poder comunicarse con algunos de sus familiares en municipios distantes tras el paso del huracán ha hecho que muchas personas se haya echado a las carreteras para buscarlos y, en consecuencia, necesitan gasolina.
Esta práctica, no obstante, ha sido criticada, por algunos oficiales del gobierno, quien han reiterado hasta la saciedad que los equipos de rescate, médicos, enfermeras, policías y funcionarios municipales deben tener prioridad para abastecerse con gasolina y poder movilizarse a sus áreas de trabajo con mayor flexibilidad.
Lis Candelario fue otra de las ciudadanas que viajó desde un municipio distante buscando combustible, para el que espero más de cinco horas.
En Toa Baja, donde reside su padre, no hay ninguna gasolinera disponible.
Toa Baja, municipio al oeste de la capital puertorriqueña, es uno de los más afectados cuando varias personas murieron ahogadas después de la apertura de compuertas del embalse Lago La Plata.
“Yo encuentro que todo está bien. Lo que pasa es que como no hay puestos (gasolineras)… pero hay gasolina que es lo importante”, dijo a Efe Candelario, quien reside en el estado de Florida, pero se encuentra en Puerto Rico cuidando a su padre enfermo de cáncer, por lo que buscaba combustible para su generador eléctrico.
El mismo tiempo que estuvo Candelario en la gasolinera Puma de Buchanan lo pasó Héctor Pollock, quien este sábado primero acudió a una gasolinera en la que estuvo esperando dos horas, hasta que la gerencia de la tienda le dijo que una de las bombas estaba dañada, por lo que contactaron a un mecánico, “pero nunca llegó”.
“Necesito gasolina para una planta eléctrica porque tengo cosas en la nevera. Yo había hecho mucho hielo para el huracán anterior (Irma) y para no perderlo, pues quiero mantenerlo y compartirlo con los vecinos”, expresó Pollock.
“Los puestos de gasolina están destruidos. Todo es una destrucción. Bastante malo que está esto”, agregó Pollock, quien estimó que el servicio eléctrico en su área residencial regresará en febrero próximo.
“Esto fue peor que Hugo, aunque vamos a salir adelante mucho más rápido. Antes no había redes sociales y la mayoría tenemos plantas eléctricas. En casa tengo una piscina y estoy cómodo, pero por donde vive mi mamá está intransitable. Quiero ir a una ferretería para comprar una sierra para cortar árboles”, indicó.
Por su parte, el gobernador de Puerto Rico, Ricardo Rosselló, dijo que su administración le dará prioridad de electricidad al Centro Médico, principal centro hospitalario de la isla en San Juan, adonde trasladarán pacientes de otros hospitales que quedaron destruidos.
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