Por Juan Isidro Inoa
Con el fallo dado por el juez Francisco Ortega otorgando medidas de coerción a los 14 encartados por la Procuraduría de la República (PGR) en el caso Odebrecht, hubo celebración en los predios de los “verdes” y me imagino que en el mismo edificio donde se dio el fallo.
Desde el momento en que el juez Ortega le salvó el proceso a la PGR poniendo abogados de oficio para la conformación del tribunal se escribió la otra “crónica de la sentencia anunciada”, parafraseando a Márquez.
Sin embargo quienes piden justicia deben comprender que la justicia no es coartar la libertad de cualquiera sino juzgar y encerrar a quienes son los verdaderos responsables.
En ocasiones en nombre de la justicia se hace injusticia.
Sin dudas que el fallo dado por Ortega estuvo más influenciado por la presión social que por el razonamiento y ese no debe ser el criterio de un juez que debe evacuar con objetividad sin importar las consecuencias.
Las medidas consistieron en un año de prisión preventiva contra Ángel Rondón en la cárcel de La Victoria, nueve meses de prisión para Víctor Díaz Rúa y Conrad Pittaluga, en la cárcel de Najayo, seis meses para Temístocleds Montás, Andrés Bautista y Ruddy González y tanto que a César Sánchez y Máximo D´Oleo le impuso tres meses, también en la cárcel de Najayo y nueve meses de arresto domiciliario para Radhamés Segura y Roberto Rodríguez por enfermedad.
Mientras que impuso una garantía económica de cinco millones de pesos e impedimento de salida para los senadores Tommy Galán y Julio César Valentín y el diputado Alfredo Pacheco.
No es verdad que todos merecían coerción ni todos los privados de libertad las merecían. Quizás en dos o tres de los imputados por la PGR se justificaba la prisión pero los demás se les podía imponer presentación periódica y hasta impedimento de salida pero no prisión.
Por la flojedad de los argumentos presentados por la PGR, yo particularmente esperaba que el senador Julio César Valentín, Temístocles Montás, Alfredo Pacheco y Andrés Bautista se les otorgarían libertad pura y simple. Pero la presión de un grupo de la sociedad pudo más.
Los “verdes” avanzan y así como dice Bertolt Brecht de que se llevaron el campesino, al obrero, al estudiante y al cura y a mí no me importó mañana se llevarán al presidente y ya será tarde.
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