El barrio de la Pequeña Habana de Miami, el corazón del exilio cubano, prosigue ayer la fiesta que se desató desde la madrugada del sábado, poco después de que se diera a conocer la muerte del histórico líder Fidel Castro.
Desde primeras horas y durante la tarde de ayer las inmediaciones del icónico café Versailles, aunque en menor número que el sábado, se vieron colmadas de exiliados cubanos y personas de varias nacionalidades que festejaban la “muerte del tirano”, entre gritos por la libertad y por la instauración de la democracia en el país caribeño.
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