A sus 78 años, 33 después de recibir en 1983 el gran homenaje de su
exaltación al Salón de la Fama del Béisbol de los Estados Unidos, Juan
Marichal vivió lo que confesó que nunca se esperó: que se develizara una
estatua en su honor frente al sexagenario estadio Quisqueya de Santo
Domingo
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