viernes, 3 de junio de 2016

Discurso de Roberto Rosario para los que estaban viendo la NBA

¡Buenas noches!

Señoras y señores:

Pueblo dominicano:

Permítanme ocupar su tiempo, para compartir algunas reflexiones necesarias respecto del desarrollo de las actividades propias del período electoral, la jornada de votación, el escrutinio, cómputo y divulgación de resultados; a propósito de las elecciones llevadas a efecto el 15 de mayo pasado.


En República Dominicana existe la costumbre que quien ostente la posición de mayor jerarquía en una institución pública, en este caso, el de presidente del órgano electoral, informe, o rinda cuentas, de las tareas y funciones puestas a su cargo. En el caso que nos ocupa, con más razón, por tratarse del evento democrático más trascendente, que lo es el proceso de elección de las personas que han sido votadas por el soberano, para que a partir del 16 de agosto ocupen los cargos públicos de elección popular.

Más que de la Junta Central Electoral, una parte de la población, de alguna manera, ha esperado que su presidente le rinda un informe sobre las condiciones y circunstancias en que se desarrollaron las pasadas elecciones.

Estas expectativas del pueblo dominicano están sólidamente sustentadas, no solo por la condición de funcionario público que ostento, sino además, por la alta satisfacción que han expresado, en esta década, con la implementación de políticas públicas en los temas que la Constitución y las leyes ponen bajo la dependencia y administración de la Junta Central Electoral. De manera especial, por el gran ejemplo cívico y de apego a la democracia, expresado en la elevada concurrencia de la ciudadanía al ejercicio del derecho al sufragio.

En esa condición comparezco hoy ante ustedes.

El 15 de mayo pasado, fuimos convocados los dominicanos que con sujeción a la Constitución y a las leyes, reunimos las condiciones de ciudadanía, en pleno ejercicio de los derechos civiles y políticos; para asistir a los colegios electorales que se estructuraron alrededor de la residencia habitual, o señalada por nosotros, que registra el documento de identidad, que a su vez, es el carnet de votación. En total, 731 colegios se instalaron en 108 ciudades del exterior, para acoger a nuestros hermanos y hermanas que residen fueran del territorio, y 15 mil 339 se instalaron en toda la geografía nacional.

A la fecha, nadie ha osado decir que en todos y cada uno de estos colegios, a las 6:00 horas de la mañana, no se encontraba el personal correspondiente; nadie ha dicho que en cada colegio, no estaban las valijas destinadas a esa demarcación, con los materiales indispensables para la elección: las boletas en cantidades suficientes; las presillas de seguridad; las actas manuales de los niveles A, B, C y así como la C1 correspondiente al voto preferencial, con sus relaciones, por cada nivel; en fin, todos los materiales y utilerías propios del kit electoral.

En esta oportunidad, por primera vez, todo el personal seleccionado para servir a la ciudadanía, estuvo debidamente identificado en su vestimenta: el presidente, secretario, auxiliares, facilitadores, encargados de recintos; de tal manera, que el elector, al presentarse al centro de votación, no tenía dudas, sobre a quienes acudir para pedir información. Esto fue notorio y evidente.

Ahora bien, por situaciones que explicaremos más adelante, en algunos colegios electorales, básicamente en el Distrito Nacional, la provincia Santo Domingo, San Pedro de Macorís, y Santiago de los Caballeros; se produjo tardanza en el inicio de la jornada de votación; debido a la no instalación a tiempo de los equipos de Registro Automatizado de Concurrentes. La ubicación estratégica y de accesibilidad de los medios de comunicación a estos lugares particulares, sobredimensionó el hecho; no obstante, en un tiempo relativamente corto, si lo comparáramos con épocas anteriores, en esos lugares muy precisos se retomó el ritmo de los demás colegios, y los ciudadanos y ciudadanas pudieron ejercer su derecho, con mucha fluidez y naturalidad, sin mayores contratiempos, y total libertad.

Al momento, no se ha presentado denuncia de ningún ciudadano a quien se haya impedido el ejercicio del sufragio. La única queja es que se empezó un poco más tarde de lo esperado. El mejor testimonio de que se pudo votar sin contratiempos, es que en esta elección, se registra un alto porcentaje de votación, sobre todo si partimos de que nuestra Constitución establece que el voto es un deber, no una obligación, que el sufragio es un derecho, pero que es voluntario, que es personal, que es directo, y secreto, que solo constituye como hemos dicho, un deber de conciencia; se puede decir que es un libre compromiso de que cada uno contribuyamos de manera individual, en nuestra asamblea electoral, a la formación y manifestación de la voluntad ciudadana; no hay medidas de coacción, restricción o penalidades para el que no vota, como en otras naciones. Aun así, estamos como uno de los países que en esta elección registró un alto índice de votación.

Los datos oficiales de que disponemos, suministrados por el departamento de Procesamiento de Datos de la Junta Central Electoral, demuestran que de las 15 mil 339 unidades de transmisión R&E-2016, que debimos instalar, un total de 3 mil 700 con capacidad de conectarse y transmitir informaciones, tanto de carácter técnico, de incapacidad de algunos operadores, como de acciones de boicot, desarrolladas antes y durante la jornada de votación. Lo trascendente e importante, sin embargo, fue que 11 mil 639 unidades de Registro de Concurrentes, pudieron conectarse y transmitir informaciones; es decir, el 76% de los equipos de Registro de Concurrentes operó, y suministró informaciones.

La introducción de esta innovación en el proceso electoral fue de tal magnitud, que si recordamos, por primera vez en la historia, y única en las Américas, en tiempo real, cada una o dos horas, teníamos información online, de la cantidad de personas que habían asistido a los colegios electorales. Es decir, estábamos enterando a la población de la cantidad de ciudadanos que ya habían acudido a ejercer su derecho. Estas informaciones fueron compartidas con distinguidas personalidades de los medios de comunicación, que nos acompañaron, dando su contribución a la democracia.

Me permito recordarles cada uno de los reportes que en esa jornada hicimos, en compañía de diversas personalidades. Veamos: (Imágenes y estadísticas presentadas: ATENCION FRANKLIN)

Esta información servida, sin duda, contribuyó a la transparencia, y mostró la eficiencia del sistema contratado por la Institución, llevó tranquilidad y confianza a la población, al ver como se recogían las incidencias hora a hora, desde los lugares más recónditos de nuestro territorio. Por tanto, podemos afirmar que pese a las adversidades creadas alrededor de la automatización del proceso, y a los escollos que se presentaron en los lugares señalados anteriormente, el equipo de Registro Automatizado de Concurrentes funcionó, y funcionó bien. Es decir, quienes expresan que estos equipos no fueron utilizados, no hacen más que confundir sus deseos con lo ocurrido, con la realidad.

El pueblo dominicano, el soberano, acudió a su cita. Cumplió con su deber. Lo hizo civilizadamente. Se entregó con alegría, con la característica propia del trópico, caribeña, con las manifestaciones de nuestras virtudes, y ¿por qué no?, de alguno de nuestros defectos. Fue a las urnas a renovar sus esperanzas, sus aspiraciones, su compromiso con nuestra democracia. Se identificó y marcó, en absoluto secreto, libertad, y de manera personal, por quien creyó que mejor le representaba en cada una de las instancias estatales que se le ofreció. Fue ejemplar. Nuestro protagonista por excelencia, la causa y razón del proceso, nos dio lecciones de comportamiento y de conducta democrática.

Se acepta sin discusión que estas elecciones eran las de mayor complejidad, por el peso cuantitativo de los cargos de elección popular, por algunas modalidades de elección, sobre todo en el aspecto congresual, y por la decadente legislación sobre la materia. Por tanto, esta elección no tiene otra con cual compararla. Es única y posiblemente irrepetible, de acuerdo con la Constitución y las leyes. Cuatro mil 106 (4,106) cargos en disputa, de manera simultánea; más de 24 mil aspirantes a esos cargos, debidamente admitidos; la mayor cantidad de alianzas cruzadas, en todos los niveles, entre partidos políticos de posiciones y criterios muy disímiles en el espectro político nacional; unas veces aliados en lo nacional, con posiciones distintas en lo local; otras veces aliados en lo local, con posiciones encontradas en lo nacional. Para colmo, antecedidos por traumáticos procesos internos en las formaciones políticas participantes, con graves desgarramientos y poca democracia intra-partidaria, en sus procesos de postulación.

En este contexto, en aras de facilitar el cumplimiento de los partidos con la norma, la Institución se vio obligada a prorrogar varias veces los plazos establecidos, para el registro de los pactos de alianzas, y depósito de candidaturas, en desmedro del cronograma electoral.

Para solo citar algunos ejemplos, en las elecciones del 2002, las secuelas de este evento fueron verdaderamente escandalosas. En el 2006, por igual; todavía en el mes de junio no había concluido el proceso de información de resultados. En el 2010 también confrontamos dificultades para la emisión del boletín final, debido a las complejidades del voto preferencial. Es decir, estas elecciones, que son mucho más complejas que las que les antecedieron, siendo el sistema de escrutinio y conteo de votos, el mismo que en las anteriores, no podían ser diferente. Eso, todos lo sabíamos.

Algunos críticos se quejan de la tardanza en los resultados, pese a la complejidad de este proceso. Y yo les pregunto: ¿En alguna ocasión, en los casos citados, en que hubo elecciones municipales y congresuales con conteo manual, la información de resultados fue ofrecida con más rapidez que ahora? ¿Acaso en el 2002, en el 2006, con voto preferencial, y conteo manual, en esta fecha no teníamos mayores denuncias y falta de información de resultados? A quienes duden, les remito a la prensa escrita de la fecha, donde obtendrán sus respuestas.

Cerradas las votaciones, a las 7:00 hora de la noche, los colegios se abocaron a escrutar y contar las boletas electorales. Como consecuencia de ese escrutinio, se utilizaron las diversas herramientas puestas a disposición del personal de esos colegios. Se trata de una labor delicada, y como hemos reiterado, muy compleja. Los miembros de estos colegios estaban llamados a realizar, en una sola noche, 8 conteos. El primero, conteo electrónico del nivel presidencial (A), conteo manual del nivel A; conteo electrónico del nivel municipal (B), conteo manual del nivel B; conteo electrónico del nivel congresual (C), conteo manual del nivel C; conteo electrónico del nivel C1, o preferencial de diputados, conteo manual del nivel C1. Como se ve, no se trataba de una tarea fácil.

Esta enorme cantidad de operaciones, puestas a cargo del colegio, por los últimos requerimientos de los partidos, generaron muchas de las situaciones que hoy criticamos. Sin pretender justificar estas fallas, no puedo dejar de reconocer que en lugares muy específicos, funcionarios de colegios y personal de apoyo, en los días antes, y el propio día de la votación, se ausentaron de sus labores, abrumados por la larga jornada que implicó los cambios introducidos al procedimiento de escrutinio, en los colegios electorales. Personas que empezaron desde las 5:00 de la tarde del 14, a prepararse para las elecciones, que a lo mejor durmieron dos horas, y debieron reportarse a las 5:00 de la mañana del 15, que todavía a las 3:00, 4:00, 5:00 y hasta las 8:00 de la mañana del 16, en condiciones infrahumanas, seguían contando; obviamente, sus condiciones físicas no les permitían, al finalizar, realizar la mejor labor.

Como consecuencia de esta labor, pudimos efectuar, gracias al sistema electrónico, el conteo que detallamos a continuación, en cada uno de los niveles:

Nivel A 9 mil 815 colegios procesados, para un 64% del universo;

Nivel B 9 mil 003 colegios procesados, para un 59% del universo;

Nivel C 8 mil 236 colegios procesados, para un 54% del universo;

En el C1 8 mil 236 colegios procesados, para un 54% del universo.

Estos datos nos permitieron, que apenas minutos después de las 7:00 de la noche, presentáramos información en imágenes televisadas, de manera continua, hasta las 12:00 de la noche, por un total de 7 mil 492 colegios electorales.

La oposición de los partidos políticos a la implementación de la resolución 64-2016, donde se recoge el procedimiento para el escrutinio y la transmisión de resultados, obligó al Pleno a su modificación, y posterior aprobación de un protocolo de contingencia, que permitió a los colegios electorales escrutar los resultados de forma electrónica y manual. Al aceptar las sugerencias de los partidos, se estableció que en caso de diferencias entre el conteo electrónico y el manual, el resultado de este último prevalecería. De lo contrario, los miembros de colegios y los delegados procederían a firmar el acta generada por el sistema electrónico. A pesar del Pleno acoger la implementación del conteo electrónico y manual, de los tres niveles de elección, los partidos solicitantes procedieron a demandar por ante el Tribunal Superior Electoral, la nulidad de esta medida; lo cual fue rechazado mediante sentencia del indicado tribunal, el 14 de mayo.

De manera paralela a este sistema de información y de datos preliminares, pudimos suministrar, esa misma noche, un primer boletín de resultados provisionales, con un 18% de colegios, validados por las juntas electorales; y un segundo con un 46%, esa misma noche. Es importante resaltar, que las informaciones y boletines ofrecidos el mismo día de la elección, en los niveles A, B y C, por ser una información aleatoria de toda la geografía nacional, no varió en ninguno de los casos. Es decir, con un porcentaje importante de boletines ofrecidos, los ciudadanos supieron a tiempo como se proyectaban los resultados.

Las estadísticas suministradas por la Dirección de Informática, nos facultan para afirmar, de manera categórica, que sin el uso, hasta donde se nos permitió, de los escáneres, para el conteo, transmisión y divulgación de resultados, hoy hubiéramos tenido una grave situación política-electoral, como consecuencia de la ausencia de información rápida y segura, sobre actas, en tiempo oportuno.

Señoras y señores:

El organismo electoral se preparó para este certamen, partiendo de las experiencias del 2002, 2006 y 2010; consciente de la complejidad del proceso a que nos enfrentábamos, en sus dimensiones cuantitativa y cualitativa. Nuestra primera decisión fue eliminar por resolución el voto preferencial, debido a los efectos nocivos de ese sistema. Por el contrario, los legisladores respondieron aprobando por Ley, e imponiendo la repetición del mismo sistema de voto preferencial.

En enero del 2014 iniciamos los trabajos de diseño y planificación de las elecciones. Optamos por el uso de tecnología y la automatización de la administración del colegio electoral, para afrontar los retos y desafíos del evento. En ese camino, logramos consensuar con los partidos este nuevo sistema de registro de concurrentes y de escrutinio automatizado. Solo preservamos la forma tradicional de votar con boleta y marcador; no introdujimos ninguna variación en la cultura política de participación popular.

Todos los partidos, todos sin excepción, consintieron en su momento, y apoyaron a la Junta Central Electoral en las innovaciones tecnológicas. El órgano electoral, durante dos largos años, organizó y montó el proceso electoral, con uso de tecnología, sin mayores diferencias y contratiempos con los partidos, todo, absolutamente todo, estaba organizado y estructurado bajo estos criterios y principios gerenciales de procesos.

Apenas faltando días para la votación, bajo premisas falsas, especulaciones y desinformaciones, los partidos políticos obligaron a la Junta, e impusieron la vuelta a la manualidad, al conteo manual de los votos, que no estaba contemplado en la planificación estratégica electoral. En días, el equipo técnico de la Junta Central Electoral, se vio obligado a crear dos sistemas paralelos de conteo, transmisión y cómputo electoral, echando abajo un proceso de más de dos años de trabajo, poniendo en serio peligro y riesgo la realización misma de las elecciones.

Los organismos de observación electoral, como UNASUR y la OEA, de manera privada, nos expresaron su preocupación de que este giro brusco en la organización del proceso, que la Junta se vio obligada a aceptar, ponía en peligro la calidad y las elecciones mismas. Es evidente que esta actuación injustificada, como se demostró posteriormente, sin sentido, de los partidos políticos, asestó un duro golpe al proceso electoral. Pesó más el interés individual, las aspiraciones particulares, que el interés colectivo e institucional.

Para sostener su reclamo, afirmaban que no importaba el tiempo que se durara contando; a decir de éstos, sólo el conteo manual les garantizaba sus derechos. La realidad es totalmente contraria a esas pretensiones. Hoy, los que defendían el conteo manual no han podido presentar una sola acta electrónica que haya dado resultados distorsionados; incluso, los críticos más severos del conteo electrónico, como Participación Ciudadana, tuvieron que admitir, según sus propias palabras, que “el conteo electrónico pasó con buenas notas” (PANTALLA).

Los resultados obtenidos por los equipos no difieren prácticamente en nada del conteo manual. Este criterio fue compartido por los observadores internacionales, y más aún, en cada uno de los reconteos llevados a cabo en las juntas electorales, no se registra diferencia entre el resultado del reconteo manual y el conteo electrónico. En aquellos casos donde se produjeron diferencias, se debió a la interpretación que se dio al voto al momento del conteo manual.

En las juntas de mayor concentración de colegios, para poder concluir sus labores, como es el caso del municipio de Santiago, los propios partidos solicitaron por escrito el uso del escáner, para poder concluir a tiempo, práctica ésta que se extendió por casi todas las juntas electorales. De lo contrario, hoy no tendríamos información en una gran cantidad de provincias y municipios.

Damas y Caballeros:

El sistema electoral dominicano, como todos sabemos, acusa un gran déficit en su legislación; de tal manera que no existe una correspondencia entre el desarrollo económico y social del país, y el sistema político y electoral. Por esa razón, hicimos todos los esfuerzos posibles, para lograr una reforma en el régimen electoral, y una ley de partidos que permitiera que éstos cumplan con el postulado que sobre los mismos establece nuestra Constitución en el artículo 216, poniendo a cargo de estos partidos, la obligación de servir al interés nacional, al bienestar colectivo, y de contribuir a la formación y manifestación de la voluntad ciudadana.

Y precisamente, la falta de leyes que permitieran a la Junta Central Electoral establecer límites razonables, en el financiamiento privado, en el gasto electoral, y en la publicidad y propaganda política, es uno de los causales fundamentales de muchas de las situaciones que se presentaron en este proceso, que deben ser corregidas.

En nuestro país, no hay piso, ni techo, para la financiación política. Cualquier persona, física o jurídica nacional, puede aportar, sin restricción, desde un peso, hasta los millones que considere conveniente a un candidato. La Ley lo permite. Las empresas radioeléctricas no tienen mayor limitación que la de garantizar la igualdad de tarifa entre los partidos y candidatos. Es decir, estamos en una contienda sin reglas adecuadas de competencia, donde se apuesta al imperio del que tenga mayores posibilidades para acceder a recursos y medios.

Esta realidad contaminó y afectó el proceso electoral. Ciertamente, entre los 24 mil postulados hay distinguidas personalidades, hombres y mujeres de bien, pero también, no fueron las condiciones de idoneidad las que primaron en muchos casos, para los partidos postular candidatos. En gran medida prevaleció el escoger a quien dispusiera de mayores recursos, sin importar el origen de éstos.

No es extraño que aspirantes a legisladores y alcaldes, tuvieran que buscar y emplear cientos de millones de pesos para competir; que cantidades exorbitantes hayan sido empleadas, a veces hasta para una simple regiduría, o para un director de Distrito. El nivel de endeudamiento, y el afán de disponer de recursos fue de tal magnitud, que muchos, más que defender su buen desempeño electoral, daban la impresión de estar defendiendo su existencia, y así lo proclamaron. Es evidente que estas condiciones materiales, impactaron negativamente en el proceso electoral.

Desde mucho antes del día de la votación, algunos actores jugaron a la desestabilización del sistema. Parecían más interesados en competir por deslucir la organización del proceso.

Lo que ocurrió, y lo que se planificó, aunque está documentado, debidamente reportado, posiblemente no se sabrá, porque una vez se obtiene un resultado, el que no goza del favor de la mayoría, le atribuye la responsabilidad al árbitro, y al que gana, le preocupa más la gobernabilidad que la verdad.

Algunas personas se preguntan: ¿qué ocurrió, que en algunos colegios electorales, no se completó el llenado de las relaciones de votación, o que en las juntas electorales se haya prolongado tanto el conteo, o el reconteo, en los casos que así lo decidieron?

En el primer caso, dos razones afectaron el normal desenvolvimiento de los trabajos en los colegios electorales; la primera de carácter humano, que tuvo que ver con la extenuante jornada de que hablamos anteriormente: personas, en condiciones deplorables, debido al exceso de funciones que se les adicionaron, y a la muy extensa jornada de trabajo, que esta misma situación generó; en segundo lugar, el acoso y la presión permanentes a que fueron sometidos, por parte de delegados, de partidos y de candidatos.

En relación a las juntas electorales, la Dirección de Elecciones nos reportó que se realizó conteo manual al menos en 105 municipios, en los niveles A, B, C, y en el C1; igualmente en las juntas electorales, se llevó a cabo reconteo en 99 municipios, para satisfacer requerimientos de los partidos políticos, sobre actas de colegios que generalmente habían sido contadas, electrónica y manualmente. En casi la totalidad, los resultados de este tercer conteo, no produjeron diferencias; donde las hubo, fue de apenas 1 ó 2 votos, salvo muy escasas excepciones.

En el caso de las juntas electorales, la dilación en la emisión de los boletines provisionales municipales, tuvo que ver con la obligatoriedad de emplearse en la verificación que con frecuencia le era solicitada, por partidos y candidatos, y en tener que dedicarse a contar manualmente, en los diversos niveles. Además, era frecuente que quienes solicitaban reconteos, acosaban y presionaban a las juntas electorales, interrumpiendo las tareas solicitadas por ellos mismos. El propósito evidente era retardar la generación de resultados que ahora se critica. Pero además, lo ocurrido en los colegios, se trasladó a las juntas electorales.

Estas instancias sufrieron los embates de quienes no se sentían favorecidos por los resultados. Sus miembros y secretarios, incluso sus propias familias, fueron objetos de amenazas, presiones, y hasta agresiones. Veamos algunos ejemplos:
En Santo Domingo Norte. Sus miembros y familiares fueron aterrorizados, tanto en el propio local de la Institución como en sus viviendas. El hogar de la presidenta de esta Junta recibió varios impactos de bala; fue obligada a salir de su vivienda, junto a su familia, por la represalia.
En Sabana Grande Boyá. Grupos de personas identificadas con candidatos, se presentaron al hogar del secretario de esta Junta, amenazando a sus familiares, incluyendo niños, con incendiar la vivienda “con todos dentro”, en horas nocturnas, si éstos no eran favorecidos con decisiones por parte de la Junta. Amenazas similares se profirieron contra el presidente de esta junta electoral, y algunos de sus miembros.
En Puerto Planta. El local de la Junta, en momentos en que se desarrollaba el reconteo, fue rodeado y tomado por seguidores de un candidato, quien amenazó con “matar a cualquier persona” que saliera de esa Institución, junto a quien le acompañara. Fue necesario requerir la acción del Procurador General de la República. Se produjeron amenazas similares al presidente y secretaria de la misma; estas personas tuvieron que ser trasladadas al destacamento de la Policía Nacional, para preservar sus vidas.
En Santo Domingo Oeste, la situación no fue diferente. Amenazas y asedios de manera directa, por candidatos y sus representantes. El local fue también tiroteado.
En Sosúa, Los Alcarrizos, Montellano y Laguna Salada, la violencia y el terror contra los miembros y secretarios de juntas electorales, llegó a vías de hecho, siendo agredidos físicamente por candidatos.
En Pedro Brand, las reyertas y pleitos entre los partidos, la constante presión contra la Junta Electoral y su secretario, obligó varias veces a la suspensión de los trabajos.
En Loma de Cabrera el presidente de la junta, tanto él como sus familiares, fueron amenazados de muerte, teniendo que ser trasladados y escoltados por agentes policiales.

En lugares como, Yaguate, Bajos de Haina, Tamayo, Villa Isabela, Fantino, San Francisco de Macorís; se produjeron situaciones de no menos dimensión que las antes indicadas.

En Bonao, fue incendiado el vehículo de la Institución asignado a ese municipio.

En Moca, fueron lanzadas bombas, que obligaron a retirar los empleados.

En Cotuí, un candidato irrumpió violentamente al local de la Junta.

En Tamboril, fue tiroteado el local de la Institución. Igual ocurrió en Samaná.

En Villa Mella, fue incendiado el almacén donde se encontraban las valijas.

En Hato Mayor, fue incendiado el local de la Institución.

En Santo Domingo Este, hubo un estado permanente de acoso y presión a los miembros de la junta electoral.

En lugares como Neiba, el acta 33, levantada por todos sus miembros, refleja el estado de terror a que fueron sometidos, en donde establecen de manera clara, que no procesarían las actas de varios colegios que faltaban, porque estaban en peligro sus vidas, las de sus familias, y la misma tranquilidad de la comunidad.

Lo que les estoy narrando, no es un drama de terror típico de Alfred Hitchcock, situaciones como éstas ocurrieron prácticamente en todo el territorio nacional. Ellas son el mejor testimonio de que muchos de los contendientes y de las fuerzas involucradas en el proceso, no se prepararon para una competencia democrática. Jugaron al caos y al desorden, a impedir que hubiera resultados ciertos y a tiempo.

Nunca como en esta ocasión se había visto tan amenazada la integridad de un proceso electoral. Estas circunstancias y situaciones de hecho, obligaron al órgano electoral a concentrar sus esfuerzos en salvar las elecciones.

Una lección de nuestra democracia que debemos aprender, es que hay una evidente disonancia entre actores del sistema y la población. Ello debe llevarnos a reflexionar, respecto al camino que hemos transitado. Por la información de que disponemos, les puedo asegurar que hubo intentos reales de hacer colapsar las elecciones. Incluso, algunas mentes muy creativas, daban como un hecho, que a las tres de la tarde sería necesario interrumpir el proceso de votación y fijar una nueva fecha. ¡Hasta ahí se llegó!

Pueblo dominicano:

Resulta lamentable que programas tan importantes y significativos implementados por primera vez, fruto de las situaciones antes señaladas, no fueran destacados ni reconocidos en su justa dimensión. Tal es el caso del voto de personas privadas de libertad, sin sentencias definitivas.

El programa del voto en casa, mediante el cual personas que por razones de salud estaban imposibilitadas de movilizarse, para lo cual se le llevó hasta sus hogares el colegio electoral.

No podemos dejar de mencionar otros programas como “Mi Primer Voto”, Acompañamiento Escolar Electoral, Mesa Auxiliar Para Persona Con Discapacidad; los cuales constituyeron experiencias positivas en el proceso electoral.

Estos programas fueron verdaderas iniciativas de participación, inclusión y garantías constitucionales

Ciudadanos y ciudadanas:

En estos momentos, habiendo entregado la relación provisional final de los resultados generales, en los tres niveles de elección, hemos concluido una parte importante de nuestra jornada. Corresponde ahora a la otra instancia de la función electoral, el Tribunal Superior Electoral, conocer de los reparos, impugnaciones y apelaciones que se produzcan a propósito del servicio ofrecido por la Junta Central Electoral.

Les doy garantía y seguridad, que el contenido esencial de las actas levantadas en cada uno de los colegios y juntas electorales, es la expresión de lo marcado por los ciudadanos en cada boleta.

Doy fe de la idoneidad, la honorabilidad y seriedad de los miembros de las juntas electorales. Ellos, con su valentía, con su enorme vocación de servicio y gran sacrificio, son los verdaderos héroes de esta jornada democrática.

Los miembros de las juntas electorales, y sus familiares, que han vivido esta etapa, deben sentirse orgullosos del servicio ofrecido a la patria. Su dignidad y su honra prevalecerá, y el pueblo reconoce que pese a las adversidades descritas, se salvó la maravillosa manifestación democrática dada por la ciudadanía, el 15 de mayo.

Así mismo, agradecemos a los hombres y mujeres que lo dieron todo en los colegios electorales, que se expusieron a tan prolongadas horas de trabajo continuo, que resistieron con mucho estoicismo las tentaciones, presiones y vejaciones a las que injustamente fueron sometidos.

A los miembros de la Policía Militar Electoral, que dieron una muestra de prudencia y tolerancia, manejando con mucha sabiduría, las situaciones que se presentaron, muchas de las cuales hemos descritos anteriormente, evitando con su profesionalismo, hechos que pudieron consternar la paz ciudadana.

La historia recoge las hazañas de los emperadores romanos, que para distraer los reclamos de una élite, montaban circos con sacrificios humanos. Pero esa historia también, la más lejana, recoge el ejemplo de Abraham, que no titubeó cuando su Dios, el Dios justo, el Dios de todos nosotros, al que hoy damos gracias, quiso probar su fe pidiéndole su hijo Isaac como ofrenda, y al ver la dimensión de su fe, lo liberó de tal compromiso. Que no se pretenda ahora, pedir un sacrificio inmerecido. Que no se desconozca la voluntad popular y se pretenda, con argumentos insostenibles, desarrollar otras agendas, que siempre estuvieron ocultas.

La Junta Central Electoral cumplió su papel, a pesar de todas las situaciones creadas para impedir el buen desarrollo de las elecciones, estas fueron limpias, legítimas y transparentes; con lo cual damos garantía, de que los resultados son la expresión genuina de la voluntad de los ciudadanos y las ciudadanas, que concurrieron a las urnas el 15 de mayo.

¡Muchas gracias!

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