Todos hemos sido infieles alguna
vez, aunque solo sea con el pensamiento. ¿Es fantasear con un compañero
de oficina mientras practicas sexo con tu marido un tipo de 'affair'
platónico? ¿O decir un 'te quiero' cuando en realidad estás enamorado de
otro?
Por no hablar de otras formas de infidelidad que no solo se
limitan a lo sexual, o a lo emocional, porque, como ya han podido
comprobar, quien escribe este artículo es mujer, y por ello,
incapaz, según los científicos, de desvincular las aventuras sexuales
del amor. Aunque hayan muchas formas tanto de sexo como de afecto, tal y
como sugiere la antropóloga Helen Fisher.
Desde Anaïs Nin a Frida Kahlo o Isabel II, algunas de las mujeres más representativas de la historia han estado casadas
y mantenido aventuras, incluso durante años, y, según figura en algunos
casos en sus diarios, siempre de manera locamente apasionada. Porque
las féminas, vistas por la historia como 'amantes de' o 'esposas
traicionadas' también han hecho de las suyas y dejado un reguero de
corazones rotos a su paso.
De hecho, según los psicólogos hay tantas mujeres infieles como hombres. No obstante, los motivos del engaño son ligeramente diferentes.
Emoción versus erección
En
un estudio realizado por la Universidad Rutgers, la doctora Fisher
concluyó que un 34% de las mujeres y un 56% de los hombres que habían
engañado a sus cónyuges dijo estar “felizmente casado”, lo que demuestra
que ellos son más capaces de tener una infidelidad y seguir amando a
sus esposas, mientras que para las féminas una aventura no solo implica
sexo, sino emociones, conexión e incluso amor.
Así, entre aquellas que admitieron haber sido o ser infieles, al menos
un 57% profesaba afecto o amor hacia su amante, mientras que solo
ocurría en un 27% de los varones. Como resultado, el equipo determinó
que las mujeres buscan en una aventura aquello que no les ofrece su
pareja, y no solo se limita a los contados coitos.
Un caso paradigmático es el de la website de 'affairs' extramaritales
Ashley Madison, donde los eslóganes para ellos y para ellas eran
totalmente diferentes: “La vida es corta, ten una aventura” (hombres) y
“Cuando el divorcio no es una opción” (mujeres). Por supuesto, este tipo
de encuentros, al menos en un inicio, eran, además de tórridos,
cibernéticos.
¿Desean las mujeres emoción y ternura también a través de
la pantalla? Los estudios parecen concluir que tienden a buscar lo mismo
on line que en la vida real, es decir, una conexión emocional.
También que escriben más emails y mensajes de texto, y utilizan las
redes sociales más que ellos y lo hacen de forma más abierta.
Por ello, al implicarse emocionalmente, dudan muchísimo antes romper con un amante, aun sabiendo que están obrando mal y que pueden herir de muerte los sentimientos de su pareja. Pero lo hacen… ¿Por qué?
Robert Weiss,
autor de las obras 'Closer Togerther' y 'Further Apart: The Effect of
Technology and the Internet on Sex, Intimacy and Relationships' escribió
en un artículo en 'Psychology Today' algunas de las razones más comunes
por las que las mujeres buscan fuera de casa lo que no encuentran en
ellas mismas y en sus relaciones:
1. La falta de actividad sexual
Pese
a que algunos estudios como el publicado en la revista 'Journal of
Sex&Marital Therapy' concluyan que las mujeres tienden a
experimentar una disminución del deseo sexual a media que el vínculo con
sus parejas progresa en el tiempo, también se da el caso de que sean
mucho más ardientes que los cónyuges.
Antes de romper una relación basada en el afecto
y el compañerismo, algunas deciden mantener un 'affair', según el
doctor Weiss. Aunque, si lo pensamos bien, también podría ser una razón
válida para ellos, a pesar de que las féminas no lo expresen tan
directamente.
El riesgo es pasar a la historia como 'ninfómanas', algo
que ya le ocurrió a Isabel de Castilla. Aunque, como afirma la
catedrática de Historia Contemporánea Isabel Burdiel: “Isabel II no fue
ninfómana; simplemente estuvo mal casada”.
2. La carencia de intimidad
No
solo de sexo vive el hombre, y menos la mujer. Ellas, como ya
comentamos, necesitan algo más que orgasmos para avivar sus fuegos. Por
ejemplo, palabras. Y también compartir charlas, intimidades, sentirse en queridas y deseadas,
en suma. Por ello, ante la falta de conexión con sus parejas puede que
la vida, o su propia necesidad de emociones, les ponga ante sí a una
persona que complete todos los vacíos que tiene su matrimonio.
Enamorarse, en una situación como la descrita, es bastante fácil.
3. Expectativas poco realistas
Uno
de los errores frecuentes que cometen, sobre todo ellas, es pensar que
pueden cambiar a alguien a quien conocieron de una cierta manera. ¿Por
qué va a regalarte flores en vuestro aniversario si ni siquiera en la
noche de bodas fue romántico? Y sin embargo, conforme
avanza la vida el deseo de ser, paradójicamente, deseado, querido y
agasajado se vuelve mayor. Porque somos en esencia vacío que trata de
llenarse, y no solo físicamente.
4. Adictas al romance
También conocido como el síndrome de Madame Bovary.
El personaje de la célebre novela de Flaubert es una Julieta en
perpetua búsqueda de su Romeo, al que nunca llega a dar alcance. Según
los psicólogos, lo que le sucede a este tipo de mujer es que arrastra
una insatisfacción crónica afectiva producto de anhelar un amor ideal
que no existe.
Engarzan relaciones cada vez más inconvenientes y sus
vidas amorosas, repletas de sucesivos amantes, darían para más de un
novelón rosa. Y es que no hay marido que pueda resistir los latidos enloquecidos del corazón de una Bovary.
¿Por
qué engañamos? ¿Somos tan diametralmente diferentes hombres y mujeres?
Puede que muchos varones se hayan sentido identificados con los puntos
anteriores y cometieran una infedelidad en un alarde romántico o fruto
de un gran vacío. Lo que está claro, lo digan o no los científicos, es que tanto ellas como ellos sufren cuando se saben víctimas de un engaño.
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