Con la muerte de Benny Sadel se apaga una de las voces más melodiosas que ha tenido el merengue dominicano.
El cantante, que deja una impronta de numerosos éxitos musicales,
falleció la madrugada de ayer, cuando no pudo más en su batalla contra
una terrible enfermedad, un cáncer en la sangre.
Su deceso se produjo en el Jacobi Medical Center, de la ciudad de
Nueva York, donde recibía el debido tratamiento a la dolencia que
finalmente terminó con su vida.
Padecía de un tipo de leucemia muy progresivo, la cual se le detectó
recientemente con visitas al médico para buscar la explicación de un
mareo que había sufrido.
Tras la infausta noticia él mismo y sus familiares más cercanos se
aferraron a la esperanza de que iban a superar este trance, pero al paso
de los días tuvo una recaída de la que lamentablemente no pudo
regresar.
Un cantante de voz brillante, en su lecho de enfermo perdió la voz,
estuvo dos días sin ingerir alimentos hasta quedar dormido en la
eternidad.
El diagnóstico de los médicos que lo atendieron indica que la
leucemia que lo atacó solo afecta o la han padecido unas 200 personas en
el mundo. Él no pudo resistir el rápido avance y las complicaciones en
varios de sus órganos vitales.
Inerte en cama, horas antes de morir, le colocaron unos audífonos
para que escuchara su música, a lo que apenas pudo reaccionar con
parpadeo ocular. Fue dramático y triste cuando solo pudo mover los ojos
al contacto auditivo de su contagioso merengue.
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