Una enfermera que trabajó en la cárcel del condado
de Oklahoma, una de las más famosas en EE.UU., asegura que todavía
tiene "pesadillas" sobre su extrabajo y describe las instalaciones de la
prisión como "desagradables, sucias y apestosas".
En los
últimos 15 años ha habido muchos informes sobre los presuntos problemas
de la cárcel, desde las condiciones insalubres y la atención médica
deficiente hasta los abusos a los reclusos, informa el portal Business
Insider.
Documentos judiciales indican que la cárcel, donde la
mayoría de los presos aún no han sido condenados y están a la espera de
un juicio, ha sido demandada más de 40 veces por exreclusos o empleados
en los últimos 15 años.
El portal ha
contactado con una enfermera que trabajó en la cárcel entre 2007 y 2008
para la empresa Correctional Healthcare Management of Oklahoma, que
presta asistencia sanitaria a los presos.
"Todavía tengo
pesadillas sobre mi trabajo allí", confiesa la enfermera, que quiso
mantener su anonimato. "Fue muy traumático", agrega.
Según la
profesional, los problemas en la cárcel comienzan desde las
instalaciones, que ella describe como "un desastre desagradable, sucio y
apestoso".
"Las infecciones por estafilococos corrían
desenfrenadas. Los presos llegaban cada día devorados por las mismas",
recuerda la enfermera, añadiendo que no puede decir cuántas personas
trató contra esas enfermedades.
En varias ocasiones, la exempleada
de la cárcel trató de proporcionar atención médica a los reclusos o
pedir que fueran trasladados a un hospital cercano, pero sus solicitudes
fueron negadas por guardias o funcionarios de la cárcel.
Además, denuncia que más de una vez a los reclusos se les negaron
medicamentos cruciales para su salud física o mental. Cuando la mujer
informó sobre estos incidentes fue rechazada y le dijeron que estaba
"causando problemas".
La enfermera afirma que dejó su trabajo cuatro meses después de que se ignorara su informe.
Además, afirma que fue testigo de múltiples incidentes de violencia de los funcionarios contra los reclusos.
"La
forma en que los guardias trataban a esos reclusos era mala. No habían
ido a la corte y no eran condenados por nada, pero los guardias hacían
sus propias sentencias. Les daban palizas. Por eso me fui", relata la
enfermera, explicando que al abandonar la cárcel se sintió "como si
estuviera abandonando a los reclusos".
En respuesta a las
denuncias de la especialista, Mark Opgrande, un oficial responsable de
la información pública de la Oficina del Sheriff del condado de
Oklahoma, que administra la cárcel, sostuvo que es imposible hacer
comentarios sobre "acusaciones generalizadas anónimas que tuvieron lugar
hace 7 u 8 años".
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