A diario, se producen más suicidios de veteranos de guerra de Estados
Unidos que las muertes que se registran en una jornada bélica en Irak y
Afganistán. Este hecho pone en entredicho las consecuencias reales de
los conflictos armados en la sociedad estadounidense, aunque transcurran
fuera del país y, oficialmente, causen muy pocas bajas.
El 20 de junio de 2012 Daniel Faddis, un extécnico de armas de la
Marina de Estados Unidos, tomó su pistola Sig Sauer y se pegó un tiro.
Era una fecha como cualquier otra, pero este hombre de 28 años se quitó
la vida y se sumó a una sombría lista, que refleja que cada día se
suicidan 22 veteranos de guerra estadounidenses, más del doble que la
tasa de civiles, según indica un artículo del periódico 'San Jose Mercury News'.
Uno de los problemas más trágicos que afecta a quienes sirvieron a su país es el fantasma del suicidio, que a menudo aparece como consecuencia del estrés postraumático.
Tras
más de un año ejerciendo presiones, este 2015 las organizaciones de
veteranos consiguieron que el Congreso de EE.UU. aprobara el Acta de
Prevención de Suicidios para los Veteranos, con la intención de reducir
los suicidios de los excombatientes y mejorar su acceso a mejores
servicios sanitarios de salud mental.
Sin embargo, estas asociaciones estiman que 17 de los 22 suicidios
diarios los protagonizan antiguos soldados que no están adscritos al los
servicios de salud destinados a los veteranos, con lo cual sugieren que
se necesita mucha más investigación y financiación para solucionar este
problema.
Con las operaciones militares norteamericanas a punto
de terminar en Afganistán e Irak, la tasa de suicidios entre los
exmilitares ha aumentado desde los 18 diarios que había en 2010.
Mientras tanto, los estudios que ha realizado el Departamento de Asuntos
de Veteranos no han logrado establecer una causa directa para que
suceda esto.
"El sentido común indica que tendría que haber una
correlación entre el número de despliegues y combates y el porcentaje de
riesgo de suicidio", señaló Fred MacRae, coordinador jefe de prevención
de suicidios en el hospital de veteranos de Palo Alto (California),
pero los datos sugieren que no es necesariamente el caso.
Ni
siquiera los horrores que se viven durante los combates son una causa
provada de que generen más suicidios y "no son uno de los factores de
alto riesgo," según Jackie Maffucci, directora de la investigación de
los Veteranos Estadounidenses de Irak y Afganistán (IAVA, por sus siglas
en inglés).
Daniel Faddis nunca entró en combate. Sirvió en la
Policía Militar y solía hacer guardias en la puerta principal de una
base naval en Bahréin. "Cuando llegó el 11-S quiso servir a su país y
luchar contra todos los males del mundo", dice su padre. Sin embargo,
cuando estaba en el golfo Pérsico, desarrolló un problema de alcoholismo
del que nunca se recuperó.
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