Periodista Ramón Lora |
Por Juan Isidro Inoa
No es un secreto que en las votaciones del colegio Dominicano de Periodistas (CDP) ni en el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Prensa (SNTP) yo no voto por las candidaturas nacionales.
Siempre he sido apático a favorecer con mi voto a aquellos que sólo me buscan, me llaman y me toman el teléfono en tiempos electorales y que luego toman decisiones sin consultarme. Sin escucharme.
Del grupo Marcelino Vega sólo sé que adversa al de Convergencia y viceversa pero ni uno ni el otro toma en cuenta las seccionales, excepto la de New York.
Nunca me he reunido con Aurelio Henríquez ni con Olivo y quienes de aquí nos “representan” es simplemente para la suma de votos. Sin embargo sí voto por los candidatos locales que son a quienes a diario veo, los llamo y hablo.
En esta oportunidad los capitaleños me han colocado un “caramelito” (Ramón Lora y José Madera) que aunque me empalague me lo voy a tener que chupar.
Decirle que no a Lora es decirle que no al desinterés personal, a la entrega profesional, y sobre todo, a la solidaridad que él ha mostrado durante sus años de servicio.
Con él me comprometen los más de 10 años de vivencia en el populoso barrio de Baracoa. Pero también sus más de 20 años de asistencia jurídica que ha brindado el CDP y al SNTP sin ningún interés económico y sin importar a cual corriente gremial o política pertenezca la directiva.
Ramón Lora me obliga a echar por primera vez un voto por la candidatura nacional porque siempre ha estado abierto a dar las consultas y consejos pedido por los recién llegados a la faena periodística y a dar oportunidad de desarrollo en los espacios donde ha tenido ocasión de dirigir.
Me voy a comer al “caramelito” porque es Lora el único que me ha puesto en la mano un plan para Santiago y se, por su capacidad de trabajo, que no me voy a empalagar.
Con Juan Carlos Bisonó tengo dos años comprometido a darle mi voto en la local pero con Ramón Lora me comprometo ahora.
Realmente estoy acorralado. Estoy obligado este viernes a votar por el colega, el solidario, el amigo Ramón Lora.
Siempre he sido apático a favorecer con mi voto a aquellos que sólo me buscan, me llaman y me toman el teléfono en tiempos electorales y que luego toman decisiones sin consultarme. Sin escucharme.
Del grupo Marcelino Vega sólo sé que adversa al de Convergencia y viceversa pero ni uno ni el otro toma en cuenta las seccionales, excepto la de New York.
Nunca me he reunido con Aurelio Henríquez ni con Olivo y quienes de aquí nos “representan” es simplemente para la suma de votos. Sin embargo sí voto por los candidatos locales que son a quienes a diario veo, los llamo y hablo.
En esta oportunidad los capitaleños me han colocado un “caramelito” (Ramón Lora y José Madera) que aunque me empalague me lo voy a tener que chupar.
Decirle que no a Lora es decirle que no al desinterés personal, a la entrega profesional, y sobre todo, a la solidaridad que él ha mostrado durante sus años de servicio.
Con él me comprometen los más de 10 años de vivencia en el populoso barrio de Baracoa. Pero también sus más de 20 años de asistencia jurídica que ha brindado el CDP y al SNTP sin ningún interés económico y sin importar a cual corriente gremial o política pertenezca la directiva.
Ramón Lora me obliga a echar por primera vez un voto por la candidatura nacional porque siempre ha estado abierto a dar las consultas y consejos pedido por los recién llegados a la faena periodística y a dar oportunidad de desarrollo en los espacios donde ha tenido ocasión de dirigir.
Me voy a comer al “caramelito” porque es Lora el único que me ha puesto en la mano un plan para Santiago y se, por su capacidad de trabajo, que no me voy a empalagar.
Con Juan Carlos Bisonó tengo dos años comprometido a darle mi voto en la local pero con Ramón Lora me comprometo ahora.
Realmente estoy acorralado. Estoy obligado este viernes a votar por el colega, el solidario, el amigo Ramón Lora.
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