miércoles, 3 de julio de 2013

Para la "reforma policial" hay que comenzar de cero

Policías revisando en un colmadon
Por Juan Isidro Inoa
ji2013@hotmail.com
En estos días toda la atención gira alrededor de la famosa reforma policial. Por todas partes aparecen teóricos con argumentos válidos y otros que hablan y escriben porque creen que es obligatorio hablar en todos los escenarios y sobre todos los temas.

De policías sólo sé que deben estar para velar por el cuidado de los ciudadanos y ciudadanas y en estos momentos eso rol no se está cumpliendo.

Dentro de los argumentos que se plantean esta el del bajo salario que ganan los agentes. Y yo que eso es falso. Ningunos de esos agentes aceptan un empleo en el sector privado por siete mil ni ocho mil pesos al mes como tampoco dejan los siete mil de la policía por uno de diez mil en el sector privado.

El que ingresa a la policía sabe cuánto va a ganar y lo acepta por las posibilidades de extorsión y “macuteo” que proyecta.

Quienes justifican el “macuteo” por los bajos salarios también se equivocan. Muchos hombres y mujeres civiles trabajan ganando míseros salarios y no recurren a esa práctica. Además muchos oficiales subalternos y superiores viven en condiciones económicas envidiables y mantienes su estilo de asignación de puestos por cuotas de lo que se pueda conseguir en determinados lugares.

Estoy de acuerdo con un mejor salario para los policías, mejores condiciones de trabajo, mejores condiciones de vida. Pero también mejor calidad de los activos humanos que la componen.

En las aulas los profesores de física y matemáticas nos enseñaron que cuando en un problema el resultado nos salía mal no debíamos arreglarlo sobre lo planteado, sino, que debíamos borrar todo y hacerlo de nuevo para poder conseguir el error.

Esa enseñanza de nuestro queridos profesores quedó demostrada cuando en el primer gobierno de Leonel Fernández, Hamlet Herman constituyó a al Autoridad Metropolitana de Transporte (AMET) utilizando hombres y mujeres de 18 a 24 años que habían sido retirados de las academias militares, pero que aún no se habían contaminado con el trajín de la calle.

Eso hizo que la AMET se convirtiera en una de las instituciones del gobierno de mayor respeto y credibilidad y la fue perdiendo luego que por rencillas entre generales, esa institución pasara a formar parte de la policía y comenzara a contaminarse.

La incredibilidad de la policía a llegado a un nivel tan alto que ni el gobierno, que es su padre, cree en ella.

Si usted va al estatal Banco de Reservas se encuentra que la seguridad es privada. Lo mismo ocurre en la Dirección General de Impuestos Internos por sólo mencionar dos.

Entonces?

Sin dudas que la reforma policial no es sólo asuntos de cuartos y reglamentos. Sino de un cambio en la formación de cada uno de los que la compondrán. De lo contrario seguiremos gastando “pólvoras en garzas”.

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