En el encuentro que sostuvo el presidente de la republica con los diferentes sectores representativos de Santiago para tratar el problema de la seguridad ciudadana en la provincia, un aplauso espontáneo surgido del corazón de los allí presente, rompió la solemnidad y tensión con que se desarrollaba el evento.
No lo buscó. Llegó solo, y con él se repitieron otros a ella y a los demás representantes escogidos para hablar a nombre de la sociedad de Santiago.
Dentro de los aplausos otorgados a los oradores podríamos clasificarlos en:
Protocolares: que surgían en el momento que el orador hacía uno aplausos como queriendo decir “ahí toca un aplauso” y el al término de cada disertación.
Complacientes: estos eran unos aplausos moderados que se distinguieron de los protocolares queque solo eran aplaudidos por sectores identificados por el disertante.
Espontáneos: Fueron aquellos que surgieron de la conectividad del orador con el sentir y deseo de la concurrencia.
De esos aplausos clasificados por mí no mencionare ni los protocolares ni los complacientes, sino, que me limitare a aquellos que surgieron de la espontaneidad y la identificación del publico con los planteamientos y propuestas de su representante.
Sin dudas que el mayor de los aplausos se los llevó la procuradora fiscal de Santiago Jeni Berenice, cuando dijo “le diré en público al general Rosado Mateo, lo que le he dicho en privado, Santiago no necesita un equipo de investigación prestado. Santiago necesita y merece un equipo de investigación, no para apresar los consumidores de los barrios, sino para apresar a los traficantes”.
Con ese aplauso se rompió la tensión, el hielo existente hasta ese momento en la sala y no fue por lo del equipo de investigación sino por lo de apresar a los verdaderos responsables del trafico de estupefacientes.
Otros aplausos les siguieron pero ningunos tan estruendoso y animado como el primero.
Los demás aplausos igual o parecidos les fueron dados al presidente Leonel Fernández y estos no fueron protocolares ni por complacencia. Estos, al igual que los de Jeni, fueron fruto de la concomitancia entre el decir del presidente y el deseo de los espectadores, que no eran mas que una muestral del sentir de la población santiaguera.
Si Jeni se llevó sus aplausos por el auditorio entender que ese era un planteamiento valiente, responsable y tema de cuestionamiento en todos los círculos, n menos sintió cuando el presidente dio la orden con voz de autoridad de que se eliminaran los celulares en las cárceles. Siempre se ha cuestionado los privilegios de los tienen con que pagar y comprar lo que les venga en ganas aun privado de su libertad, pero nunca se ha enfrentado con el carácter que parce que ahora se enfrentará.
Otro de los grandes aplausos se lo llevó la dirigente barrial Griselis Martínez. Se los llevó porque habló con el corazón, sin rodeos y en el lenguaje que se habla en la calle, su mayor aplauso lo conquistó al pedirle al presidente que hiciera en Santiago los encuentros barriales que está sosteniendo en Santo Domingo. Y ese ausentismo del presidente con el pueblo y en este caso el de Santiago es una de las críticas que mas se le hace al presidente, ”que no baja al pueblo”.
Pero como el presidente es un maestro de la oratoria y sabe cómo y cuándo debe subir la adrenalina de sus escuchas, recibió lo que para mi fue la ovación de mayor estruendo cuando anunció que presidirá la comisión que dará seguimiento a lo acordado y subió el estruendo al afirmar que se trasladaría todos los meses a Santiago para hacer una evolución de la situación.
Por último. Otro de los acontecimientos que provocó aplausos y “bulla” y que ha pasado desapercibido, fue cuando al hablar de las medidas que se están tomando para contrarrestar la delincuencia hicieron uso de las cámaras de videos que se han colocados en algunas calles y avenidas y presentaron, en corto, a un agente de AMET en la sombrita muy distraído “textiando”.
Como existe la percepción de que los agentes de AMET no trabajan y viven hablando por los celulares, el presentar esa imagen en “vivo” delante de los altos mando provocó una de las más estruendosas bullas.
Sin dudas que los mejores aplausos fueron para Jeni, el presidente, Griselis y la imagen del “texteo” del AMET.
No lo buscó. Llegó solo, y con él se repitieron otros a ella y a los demás representantes escogidos para hablar a nombre de la sociedad de Santiago.
Dentro de los aplausos otorgados a los oradores podríamos clasificarlos en:
Protocolares: que surgían en el momento que el orador hacía uno aplausos como queriendo decir “ahí toca un aplauso” y el al término de cada disertación.
Complacientes: estos eran unos aplausos moderados que se distinguieron de los protocolares queque solo eran aplaudidos por sectores identificados por el disertante.
Espontáneos: Fueron aquellos que surgieron de la conectividad del orador con el sentir y deseo de la concurrencia.
De esos aplausos clasificados por mí no mencionare ni los protocolares ni los complacientes, sino, que me limitare a aquellos que surgieron de la espontaneidad y la identificación del publico con los planteamientos y propuestas de su representante.
Sin dudas que el mayor de los aplausos se los llevó la procuradora fiscal de Santiago Jeni Berenice, cuando dijo “le diré en público al general Rosado Mateo, lo que le he dicho en privado, Santiago no necesita un equipo de investigación prestado. Santiago necesita y merece un equipo de investigación, no para apresar los consumidores de los barrios, sino para apresar a los traficantes”.
Con ese aplauso se rompió la tensión, el hielo existente hasta ese momento en la sala y no fue por lo del equipo de investigación sino por lo de apresar a los verdaderos responsables del trafico de estupefacientes.
Otros aplausos les siguieron pero ningunos tan estruendoso y animado como el primero.
Los demás aplausos igual o parecidos les fueron dados al presidente Leonel Fernández y estos no fueron protocolares ni por complacencia. Estos, al igual que los de Jeni, fueron fruto de la concomitancia entre el decir del presidente y el deseo de los espectadores, que no eran mas que una muestral del sentir de la población santiaguera.
Si Jeni se llevó sus aplausos por el auditorio entender que ese era un planteamiento valiente, responsable y tema de cuestionamiento en todos los círculos, n menos sintió cuando el presidente dio la orden con voz de autoridad de que se eliminaran los celulares en las cárceles. Siempre se ha cuestionado los privilegios de los tienen con que pagar y comprar lo que les venga en ganas aun privado de su libertad, pero nunca se ha enfrentado con el carácter que parce que ahora se enfrentará.
Otro de los grandes aplausos se lo llevó la dirigente barrial Griselis Martínez. Se los llevó porque habló con el corazón, sin rodeos y en el lenguaje que se habla en la calle, su mayor aplauso lo conquistó al pedirle al presidente que hiciera en Santiago los encuentros barriales que está sosteniendo en Santo Domingo. Y ese ausentismo del presidente con el pueblo y en este caso el de Santiago es una de las críticas que mas se le hace al presidente, ”que no baja al pueblo”.
Pero como el presidente es un maestro de la oratoria y sabe cómo y cuándo debe subir la adrenalina de sus escuchas, recibió lo que para mi fue la ovación de mayor estruendo cuando anunció que presidirá la comisión que dará seguimiento a lo acordado y subió el estruendo al afirmar que se trasladaría todos los meses a Santiago para hacer una evolución de la situación.
Por último. Otro de los acontecimientos que provocó aplausos y “bulla” y que ha pasado desapercibido, fue cuando al hablar de las medidas que se están tomando para contrarrestar la delincuencia hicieron uso de las cámaras de videos que se han colocados en algunas calles y avenidas y presentaron, en corto, a un agente de AMET en la sombrita muy distraído “textiando”.
Como existe la percepción de que los agentes de AMET no trabajan y viven hablando por los celulares, el presentar esa imagen en “vivo” delante de los altos mando provocó una de las más estruendosas bullas.
Sin dudas que los mejores aplausos fueron para Jeni, el presidente, Griselis y la imagen del “texteo” del AMET.
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