Al leer los periódicos en una mañana cualquiera uno se encuentra con los siguientes títulos: “Peggy Cabral pidió al candidato presidencial Hipólito Mejía y al presidente de su partido Miguel Vargas unir voluntades”, “Hipólito dice que el PRD esta totalmente unido”, “Cedeño asegura integración en el PRD se ha dado en un 90%”, “Jorge Mera llama a la unidad para llegar al poder en 2012” y otros mas.
Con esos titulares es evidente que estamos asistiendo a una guerra mediática entre los dos bandos que se disputan el poder dentro del PRD, el presidente del partido Miguel Vargas y el candidato Hipólito Mejía.
Cada día más hipolitistas quieren sembrar la percepción de unidad, mientras que los miguelistas quieren demostrar su descontento.
Querer ocultar el descontento existente dentro del partido blanco se hace imposible. Es como querer tapar el sol con un dedo.
Y de todo ese “arroz con mango”, el único culpable es el candidato y expresidentes Hipólito Mejía. Digo el único porque como candidato, si tiene intenciones reales de ganar, debe tomar el control del partido y sobre todo del comité de campaña e imponer lo que debe ser y lo que se debe hacer por encima de todo el mundo.
Dar la libertad a sus dirigentes de la conformación de los comités de campaña en las provincias es lo que ha creado el malestar. Un malestar que cada día se agudiza y por consiguiente arrastra un estancamiento de una candidatura que inició por lo alto y que se ha visto disminuidas por las bellaquerías practicadas por sus seguidores.
El no entregarle responsabilidades a los seguidores del contrincante de Hipólito en la contienda interna, es decirle que no serán parte de un gobierno de Mejía.
Es inconcebible que los más connotados dirigentes provinciales, y lo que es peor, aquellos que fueron electos por el voto popular en la pasadas elecciones, se le asignen funciones protocolares, que sirven para llenar un asiento, pero sin voz, y para hacer valer su voto deben votar por las posiciones sometidas por los de Hipólito Mejía. Es darle un puesto para decirle “te dimos algo”. Es como mantenerlos mendigando.
Decía alguien que “al enojo no se le puede dejar que le caiga la noche”, y al del PRD, por el camino que va le está llegando la madrugada, y al amanecer el orgullo no le permitirá ni darse los buenos días.
El triunfo de Hipólito Mejía combinado con la elección de Danilo Medina como candidato del PLD, hizo realidad la apuesta de los hipolitistas y se creyeron con el triunfo en las manos y comenzaron a maltratar a sus “compañeros”, y hoy ese triunfo se le esta desvaneciendo.
Los hipolitistas se quisieron coger el pastel para ellos solos y se lo repartieron estando aún en la vitrina, y hoy corren el riesgo de no tener completo el dinero de adquirirlo.
Con esos titulares es evidente que estamos asistiendo a una guerra mediática entre los dos bandos que se disputan el poder dentro del PRD, el presidente del partido Miguel Vargas y el candidato Hipólito Mejía.
Cada día más hipolitistas quieren sembrar la percepción de unidad, mientras que los miguelistas quieren demostrar su descontento.
Querer ocultar el descontento existente dentro del partido blanco se hace imposible. Es como querer tapar el sol con un dedo.
Y de todo ese “arroz con mango”, el único culpable es el candidato y expresidentes Hipólito Mejía. Digo el único porque como candidato, si tiene intenciones reales de ganar, debe tomar el control del partido y sobre todo del comité de campaña e imponer lo que debe ser y lo que se debe hacer por encima de todo el mundo.
Dar la libertad a sus dirigentes de la conformación de los comités de campaña en las provincias es lo que ha creado el malestar. Un malestar que cada día se agudiza y por consiguiente arrastra un estancamiento de una candidatura que inició por lo alto y que se ha visto disminuidas por las bellaquerías practicadas por sus seguidores.
El no entregarle responsabilidades a los seguidores del contrincante de Hipólito en la contienda interna, es decirle que no serán parte de un gobierno de Mejía.
Es inconcebible que los más connotados dirigentes provinciales, y lo que es peor, aquellos que fueron electos por el voto popular en la pasadas elecciones, se le asignen funciones protocolares, que sirven para llenar un asiento, pero sin voz, y para hacer valer su voto deben votar por las posiciones sometidas por los de Hipólito Mejía. Es darle un puesto para decirle “te dimos algo”. Es como mantenerlos mendigando.
Decía alguien que “al enojo no se le puede dejar que le caiga la noche”, y al del PRD, por el camino que va le está llegando la madrugada, y al amanecer el orgullo no le permitirá ni darse los buenos días.
El triunfo de Hipólito Mejía combinado con la elección de Danilo Medina como candidato del PLD, hizo realidad la apuesta de los hipolitistas y se creyeron con el triunfo en las manos y comenzaron a maltratar a sus “compañeros”, y hoy ese triunfo se le esta desvaneciendo.
Los hipolitistas se quisieron coger el pastel para ellos solos y se lo repartieron estando aún en la vitrina, y hoy corren el riesgo de no tener completo el dinero de adquirirlo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario