La primera mentira que se dice en Semana Santa, es que será una semana para la “reflexión”. Así escuchamos a los empresarios, religiosos, no religiosos, políticos, artistas, periodistas y todo el que quiere estar de temporada.
¿De verdad reflexionan?
No. Es un decir para justificar sus vacaciones, su vagancia y una oportunidad para mantenerse en los medios.
Aunque para esta fecha aumenta le presencia en las iglesias, no todo el que va lo hace con entera fe religiosa. Como dije antes, unos van por moda, otros para tener presencia en los medios y otros para vender una imagen “íntegra”.
Sin embargo terminada la celebración cada quien vuelve a la posición anterior. Entonces ¿Cuál fue la “reflexión”?
La asistencia a un templo religioso y la recitación robótica de una letanía no crea conciencia de nada.
En verdad la Semana Santa es utilizada como una semana para una semana para arreglar “cosas” en la casa, leer, descansar, visitar amigos de antaño, ir al barrio o al campo y reencontrarse con el pasado, darse un descanso.
Lamentablemente es así.
Si de verdad reflexionaran los que asisten a los templos religiosos el viernes y sábado santo, de seguro que el lunes próximo tendremos un mejor país, un país diferente, más solidario, más equitativo, menos explotador, mas trabajador, mas familiar y con mayores y mejores valores.
Reflexionar no es repetir como autómata lo que otro dice en el púlpito, sino evaluar lo que hemos hecho. Saber distinguir lo que ha sido positivo y lo que ha sido negativo y enderezar los entuertos.
Es encontrarse, aprender, autoevaluarse. Es buscar armonía, es compartir el pan con los que no lo tienen es escuchar a los demás.
Ojalá unos pocos de los que dijeron que reflexionarían lo hicieran, para que el lunes, esos “pocos”, sean diferentes.
¿De verdad reflexionan?
No. Es un decir para justificar sus vacaciones, su vagancia y una oportunidad para mantenerse en los medios.
Aunque para esta fecha aumenta le presencia en las iglesias, no todo el que va lo hace con entera fe religiosa. Como dije antes, unos van por moda, otros para tener presencia en los medios y otros para vender una imagen “íntegra”.
Sin embargo terminada la celebración cada quien vuelve a la posición anterior. Entonces ¿Cuál fue la “reflexión”?
La asistencia a un templo religioso y la recitación robótica de una letanía no crea conciencia de nada.
En verdad la Semana Santa es utilizada como una semana para una semana para arreglar “cosas” en la casa, leer, descansar, visitar amigos de antaño, ir al barrio o al campo y reencontrarse con el pasado, darse un descanso.
Lamentablemente es así.
Si de verdad reflexionaran los que asisten a los templos religiosos el viernes y sábado santo, de seguro que el lunes próximo tendremos un mejor país, un país diferente, más solidario, más equitativo, menos explotador, mas trabajador, mas familiar y con mayores y mejores valores.
Reflexionar no es repetir como autómata lo que otro dice en el púlpito, sino evaluar lo que hemos hecho. Saber distinguir lo que ha sido positivo y lo que ha sido negativo y enderezar los entuertos.
Es encontrarse, aprender, autoevaluarse. Es buscar armonía, es compartir el pan con los que no lo tienen es escuchar a los demás.
Ojalá unos pocos de los que dijeron que reflexionarían lo hicieran, para que el lunes, esos “pocos”, sean diferentes.
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